Un espectáculo de Alejandro Tantanian sobre Marina Tsvietáieva. Domingos 19 horas. Espacio Callejón. Humahuaca 3759. Reservas al 4862.1167. Última función domingo 17 de agosto de 2008.
27.5.07
Y fue ayer
... ocurrió: como el silencio. Estrenamos y estuvo todo más que bien: así: feliz con lo que hay.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Y fue el sábado. Y ya el frío se anticipaba, para cubrir a Marina. ( El que sopla hoy, por ejemplo) Pienso en la nieve. ¿Se bailan boleros en la nieve? ¿Se cubre a una poeta con boleros, para que del frío vuelva? Para que regrese? Para que todos, podamos volver? Regresar a la infancia? La infancia de la poesía del amor? Pienso en que vi nevar en una sala, el sábado a la noche, Y, sin embargo, había flores. Y pan en un larga mesa donde se velaba a Marina, a la Tsvietáieva. Y se cantaba, también. Pienso en la inmensidad de un mar de nieve (pero flores, había) en la trágica tonteria del amor, en la seria tontería necesaria como hojas para escribir cuando no hay hojas, como fuego en el hogar cuando no hay leña. Como estado de ilusión, pese al Estado. Aunque de una cuerda se penda, al final, por inmensas tonterías como esas. (HOJAS FUEGO PAN CARTAS POEMAS) Pienso en la seriedad de los juegos de la infancia -el teatro es infancia, cuando vive y se regresa, y se canta, y se baila, y se poema, se juega y se mar, y quiero decir que nevaba, (yo lo vi) Pero flores había. Contaban, decían, invocaban. Y nada más. No; algo más. Flores había.
un abrazo enorme a los medusas y medusas y a Tanta, y a todas las marinas, los boris, los rainer, de Alejandro Ricagno.
Rainer, quiero encontrarme contigo, quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir. Simplemente dormir. Y nada más. No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más. No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú. Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.
1 comentario:
Y fue el sábado.
Y ya el frío se anticipaba, para
cubrir a Marina. ( El que sopla hoy, por ejemplo)
Pienso en la
nieve.
¿Se bailan boleros en la nieve?
¿Se cubre a una poeta con boleros,
para que del frío
vuelva?
Para que regrese?
Para que todos,
podamos volver? Regresar
a la infancia?
La infancia
de la poesía
del amor?
Pienso en que vi nevar en una sala, el sábado a la noche,
Y, sin embargo, había flores.
Y pan en un larga mesa
donde se velaba a Marina,
a la Tsvietáieva.
Y se cantaba, también.
Pienso en la inmensidad de
un mar de nieve (pero flores, había)
en la trágica tonteria del amor,
en la seria tontería necesaria
como hojas para escribir
cuando no hay hojas,
como fuego en el hogar
cuando no hay leña.
Como estado de ilusión,
pese al Estado.
Aunque de una cuerda se penda,
al final,
por inmensas tonterías como esas.
(HOJAS FUEGO PAN CARTAS POEMAS)
Pienso en la seriedad de los juegos de la infancia
-el teatro es infancia, cuando vive y se regresa, y se canta,
y se baila, y se poema, se juega
y se mar,
y quiero decir que nevaba, (yo lo vi)
Pero flores había.
Contaban, decían, invocaban.
Y nada más.
No; algo más.
Flores había.
un abrazo enorme a los medusas y medusas y a Tanta, y a todas las marinas, los boris, los rainer,
de Alejandro Ricagno.
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